John Burdon Sauderson Haldane (1892-1964)
No
hace mucho que las ciencias aceptaron el principio de que el medio ambiente es
responsable de lento cambio en animales y plantas que llamamos evolución.
Pero
en Siglo XX fue que llegamos a darnos cuenta de que la Naturaleza tiene algo más
que agentes externos para gravitar sobre las distintas formas de vida.
Un
biólogo holandés, de Vrios, observando una nueva clase de margarita dio al
mundo la palabra “mutación“. Demostró
que una especie cualquiera puede súbitamente producir especies bien
diferentes de idéntico origen. Las mutaciones son cambios en los “genes” que
hacen a los animales y plantas iguales a sus progenitores. Al estudio de los
genes se le llama ”genética”.
El
hombre que ha hecho más por popularizar el conocimiento de la genética en todo
el mundo es J. B. S. Haldane, biólogo y geneticista británico, escrito político
y divulgador de las ciencias además.
Hablando
una vez de los genes dijo una vez que el lector podía hacerse una idea
relativamente adecuada de su tamaño
imaginando un huevo corriente de gallina que fuera del tamaño de la
Tierra.
En
esa misma escala de magnificación, un gene sería lo suficientemente grande para
tomarlo entre las manos y colocarlo en una mesa. (En esa misma escala, un
electrón sería escasamente visible).
Haldane miembro de una famosa familia de
hombres y mujeres eruditos, nació en Inglaterra en el año 1892. Vivió en
Inglaterra. En 1960 recibió la medalla
Kimber de la Academia Nacional Norteamericana de Ciencias por sus
contribuciones al estudio de la genética y a la comprensión pública de tema tan
complicado.
Haldane
se ha sentido constantemente preocupado por encontrar soluciones inteligentes a
los problemas de todos los días de la humanidad. Se le ha criticado porque a
veces las soluciones que ha sugerido han tenido un tono político.
Una
vez se ofreció como “blanco vivo” para unas bombas explosivas con el fin de
comprobar la eficiencia de unos aparatos contra los bombardeos aéreos que el
gobierno británico estaba construyendo en anticipación de la Segunda Guerra
Mundial. Su oferta fue declinada.
En
otra ocasión, Haldane se encerró, a “cal y canto”, dentro de una pequeña cámara
para comprobar cómo era que se moría por falta de oxígeno. Después de consumir
casi todo el aire respirable dentro de la cámara, Haldane informó que los hombres
que así mueren --como por ejemplo,
dentro de un submarino—tienen “muertes desagradables, pero no sufren torturas”.
En busca similar de otras soluciones, una vez ingirió ácido clorhídrico para
estudiar por sí mismo sus efectos y se sometió a un caso “inducido” de diabetes
y a una operación quirúrgica sin anestesia.
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